Recuerdo 8: El pasar del tiempo.

Recordaré ese momento en el que el tiempo se detuvo.

Ese apretón de manos en el cual la presión que ejercías sobre mis huesos quería decir tantas cosas.

No olvidaré jamás el destello fugaz de tu mirada perdida, aquel momento de lucidez en tu mente recorrió cada poro de mi piel endurecida.

Escuché en mi cabeza el lamento de aquel que se arrepiente por no haber gastado su tiempo con aquellos que lo merecen. Creció en mi alma un gran pesar.

Pues sentí en aquel instante; cuánto amor derrochabas en tu mirada, sentí la calidez y el cariño a través de las caricias que dibujaban en mi piel tus manos arrugadas.

Pero también vislumbré el grito de socorro que encarecidamente agrieta a tu alma. El pasar de los años es tortuoso y la vejez en soledad no hace más que carcomer tu espíritu.

Sentí la angustia de aquella insufrible espera; que mantienes paciente hasta que por fin la luz de tus ojos se apague, hasta que el último aliento escape de tus pulmones siendo tus labios los encargados de darle forma.

Se encogió mi corazón pues supe que aquello era una despedida, en tus ojos lágrimas, en mis lágrimas un dolor inmenso … Apretaste mis manos y con fuerza sostuve las tuyas.

¡Cuánto amor en aquel efímero instante, cuánta agonía sin siquiera palabras!